Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
com unes al con jun to, co m o la plantación, la em ergen cia del cam pesin ado y algunas m anifestacion es culturales.45 C o n tal perspectiva se determ in a en m ejo r m edida p o r que lo s co n texto s extern o s se im bricaron para trazar sesgos a procesos locales M Un o tro orden , deben co n sid erarse las con secuen cias del em p leo d e la categoría p ueb lo com o pauta d eseable del co n ju n to d e los co n ten id o s. Esto im plica, en p rim er term in o y co m o se ha visto, la vocación m etodológica de cu estio n ar el esqu em a d e co rte n arrativo y cen trado en lo p o lític o m ilita r diplom ático. N o se trata solo d e in tro d u cir una n arrativa altern ativa, que ap u n te a las arcas q u e han q u ed ad o ocultas p o r análisis d esfasados, sino lo grar los niveles d e explicación adecuados, com o se ha evaluado m as arriba M A l p e rcib ir la población en su d in ám ica social, resulta d e rigo r in troducir áreas q u e perm itan la captación de n ocion es m as am plias acerca d e la com u nidad. En su uso cotidian o, la categoría de pueblo apunta altern ativam en te al co lectivo en su co n ju n to o a la p o rció n pob re m ayoritaria segregada d e lo s estrato s dirigentes. Am bas acep cion es resultan in terd ep en d ien tes. y para recuperarlas cabe resaltar aspectos com o la vida co tid ian a, las m en talidades colectivas, las m anifestacion es d e cultura popular, etc Su estu d io se co rrespo n de con la búsqueda d e in co rpo rar a los sectores sub altern os, n orm alm en te dejad o s d e lad o p o r los discursos orto d o xo s. Perm iten la radicalización d e la dim en sión social de la h istoria, en la m edida en que en ellos se expresan lo s patron es de acción de las m ayorías. Lo m ismo, adem as, se aplica en una perspectiva integral de pueblo, que no es apta d e ser recogida p o r tina n arrativa política, sino por planos sistem áticos de la vida social M D e m anera sim ilar se replantean las m anifestacion es culturales d e los sectores dirigen tes. en tan to que ilustran su existencia integral I n particular, ha de in teresar la indagatoria acerca d e su producción intelectual, dentro d e la cual sobresalen las elaboraciones historiográficas. vehículo privilegiado para la reflexión acerca de la con dición del colectivo dom inicano. A lgun os de estos tem as no han sid o todavía suficientem ente exam inados, p o r lo que los autores que tienen a su cargo los capítulos correspon d ien tes están convocados a ap o rtar contribuciones M En tal perspectiva, se lia acordado un peso intencional a los tem as culturales, algo 110 com ú n en los esquem as de síntesis, sean tradicionales o actuales. Tal acen to no con lleva una derivación culturalista. puesto que se aspira a una captación global del p roceso histórico, d en tro d e la cual se precisa el abordaje d e las relaciones eco n óm icas y sociales, aunque tam poco sin presu pon er una postura d eterm in ista p o r necesidad. En una propuesta m etodológica innovadora, la cultura deja d e ser un terren o sofisticad o d e élites, y se ocupa de toda la producción sim bólica del colectivo, p o r lo que tien d e puentes hacia las relaciones sociales integrales M D en tro d e los tópicos relevantes para la puesta en vigencia d e nuevos con ceptos epistem ológicos acerca de la historia se encuentra el d e lo fem enino. La incorporación de la m ujer al discurso h istórico representa, d e p o r si. una variación d e paradigm a, p o r cuanto hasta h ace poco tiem po se la con sid eró ente pasivo y carente de los atributos de sujeto d e la h istoria, vista esta co m o privativ a de los d om in ios políticos. Si bien es cierto que hasta hace poco la m u jer no tom aba parte en actividades políticas com unes, no qu iere d ecir que fuese un ausente d e la historia o una figura social nula. D e hecho, la con cepción convencional excluycnte. que identifica la historia con lo político, queda inhabilitada en el reclam o d e historicidad, p o r cuanto d e ja fuera a la m itad del gen ero hum ano. I loy no es difícil argum en tar que el trab ajo hogareño, reservado en buena m edida al gén ero fem enino, tiene igual im portancia que el q u e se realiza fuera, para no con siderar m últiples otras ocupaciones d e la m ujer. En consecuencia, se ha o p tad o p o r in corporar capítulos dedicados al exam en d e la existencia social de la mujer, m ientras que algunos aspectos deben ser recuperados en o tro s capítulos. I s el caso del exam en d e la esclava en la plan tación , o del protagon ism o fem enino en las tarcas educativas a p artir de los añ os finales del siglo x ix . D esd e la prim era m itad del siglo x x se planteó una reivindicación a favor d e la participación fe m enina en espacios antes vedados, lo d o un proceso ¡ñ tcrconectado d e activism o social y elaboración intelectual se lia d esarrollado en las ultim as décadas, q u e 110 por recien te n o deba ser ob jeto d e representación M -pucfjfo d vm in icanv s u g é n e s is LA C A T E G O R ÍA D E U N P U E B L O C O N F O R M A D O A L O L A R G O D E L P A S A D O de la R ep ú b lica D om in ican a no es tan ev id en te com o pu ed e p arecer a p rim era vista, p o r lo q u e es p reciso h acer aclaracion es. En realidad , las n ocion es al resp ecto han v a riad o p o r ép ocas y secto res sociales. A m en u d o las m ism as son p ro d u cto de solap am ien to s a p a rtir d e supuesto s d e lo q u e es o d eb e ser el co n g lo m erad o W. En la Historiageneral delpueblo dominicano, an te todo, se h ace rclercn cia a la p o b lación p o sterio r a la llegad a de los eu ro peo s. E s decir, los co m p o n en tes d e lo q u e s e pu ed e a sig n a r co m o p ro p io su rg iero n a p a rtir de la co n vu lsión p ro vo cad a p o r la llegada d e los eu ro p eo s: p o b iam ien to d esd e la P enínsula Ibérica y Á frica , ex term in io d e la p o b lación aborigen , en trecru zan iien to s en tre estos co n g lo m erad o s, uso exclu sivo del idiom a esp añ o l, ad opción d e la religió n cató lica y usos cu ltu rales d e rivad o s efe los traíd o s p o r estos tre s co n glo m erad o s o •‘Porejem plo. Sydney \V M im z. CáribbeaHTraiisfvnmtions, Baltim ore and l.oiidon. 1974. 11 ISTOUI.VVil M UVI l’l I l'l II 1 IO 1 ’OVIIMt VXO 38 -tft
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