Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

dedicados a un períod o de apenas unos trein ta años, q u e en fo có con prism a d e contem poráneo M Estos procesos quedaban m atizados por la función de enjuiciam iento m oral que se auto atribuyo com o propia al historiador que le otorgaba razón de ser. G arcía alaba los esfuerzos de los liberales, al tiem po que condena las m anifestaciones d e anexionism o o cualquier otra divergente de lo que consideraba el único posible ideal nacional, l e tenía sin cuidado que ese debate se llevaba a cabo con exclusividad dentro de los sectores superiores y m edios M D ado tal interés p o r el ám bito del poder, la narrativa quedó circunscrita a la esfera política convencional. Solo de m anera aleatoria incluyó otros tem as, por haber tenido acceso a docum entos que se reterian a ellos. C om o síntesis p o lítico m ilita r diplom ática, su narrativa quedaba confinada a los sectores superiores y. d en tro de ellos, a los individuos capaces de m arcar giros o tendencias M N o se preocupó, en consecuencia, por indagar acerca de las acciones del pueblo pobre en los procesos. C o n claridad expresa, visualizaba a este sector m ayoritario com o nulo desde el punto de v ista nacional. Iodo lo que concerniera a los que 110 pertenecían a los estratos superiores carecía d e interés. Incluso, en las situaciones en que incluyó en mi narrativa actuaciones protagónicas d e los sectores populares por tener a su juicio repercusiones generales, se m ostro hostil l’or ejem plo, no sintió la m enor sim patía por los intentos d e sublevaciones de sectores subalternos durante los prim eros tres decenios del XIX, registrados de m anera lacónica y distante. D ado que aseveraba la em patia de las masas con los anexionistas, consideraba que el pueblo 110 solo estaba ausente de las luchas Iiberadoras. sino que por m om entos tom aba partido contrario. I lizo un axiom a la falta de cohesión de la masa del pueblo con la causa nacional, que era enfrentada por las élites dirigentes conservadoras y las potencias extranjeras"’ X Se desprende que. en buena m edida, la historia se equiparaba a los grandes personajes. Esta convicción explica que se preocupara por desentrañar las vidas d e figuras de relieve.'" Fue el iniciador del culto a luán Pablo D uarte. cuando el procer había quedado sepultado en el olvido. A G arcía se debe que m uchos episodios olvidados o m al conocidos relacionados al 2 7 d e Febrero fueran rescatados o revisados, en la m edida en que involucraban a personalidades m íticas de la gesta. A rm ad o de tales convicciones, en 1111 terreno que llam aba la atención de los estratos cultos, se opuso a los intentos revisionistas de neoconsen adores que p reten d iero n m in im izar los apo rtes d e los liberales d e la sociedad La T rin itaria, en p rim er lugar D uarte. y en altecer el papel de Pedro San tana M O tro s in tereses presen tes en sus in dagatorias se relacionan con el m olde de su síntesis. Fue el caso d e la aten ción que co n ced ió a las cu estio n es m ilitares. C o m o para el la ruptura con I laiti rep resen tó la culm inación del espíritu nacional, producto d e una gen eración irrepetible, se propuso reco n stru ir lo sucedido en los hechos de arm as en los añ os posteriores al 2 7 d e Febrero. 1 Se intereso, por ultim o, en aspectos extraños d e los acontecim ientos, que podían excitar la curiosidad del público y de los especialistas'1 M G arcía ejerció una influencia que desem boco en la fascinación. I ue erigido com o el intelectual más reconocido en el m edio capitaleño desde la década d e 18 8 0 . Sus libros fueron leídos com o em anaciones del m anantial de la sabiduría toda del pasado. N o solo llenó un vacío; coincidía con un prototipo afianzado en el sentir colectiv o acerca de la form a en que debe ser narrada la historia y de las tem áticas que interesaban a los reducidos lectores. Su reconocim iento com o historiadornacional alcanzó la consagración sim bólica do la consolidación de la conciencia nacional M ENTR E LA M EM O R I A Y LA I I I STOR IA : G R E G O R I O LU P ERÓN G A R C Í A C O N C L U Y Ó S U R E C O R R I D O C R O N O L Ó G I C O con el gobierno de Espaillat, en 1876, cuan do le tocó ser 1111 acto r efe prim er orden en v irtud d e su posición d e m inistro. D écadas después, en 1895. d esd e el exilio. G rego rio Luperón. el héroe m ilitar d e la guerra nacional, publicó el prim er tom o de la panorám ica d e la época en q u e le tocó v ivir.'1 El libro fue proh ibido por I leureaux. y os posible que un a parte de la edición fuera destruida y pocos dom in ican os lo conocieran. T iem p o después, el tirano rev oco la prohibición y d e jó que incluso circulara el tercer tom o, don d e Luperón dedicaba el grueso del espacio a denostar a su antiguo delfín. A un así. la influencia intelectual de Luperón fu e escasa, hasta que su figura se revalorizó con los años. Se le ponderaba com o m ilitar poco ilustrado, al grado d e que la generalidad d e los h istoriadores dudó de sus afirm aciones, por con siderar que perseguían una auto-reivin dicación .'4 Esas aprensiones ponían en evidencia los prejuicios prevalecientes ■"G enaro Rodrigue/ Morel etal..Actualidadyperspectivasde la cuestiónnacionalen República Dominicana. Niuto Dom ingo. 1986. Sus biografías esran reunidas en lose t >abrid t ¡arcia. Rasgosbiográficosdedominicanoscélebres. Santo I)om ingo. 1971 L a prim era edición, todavía parcial, salió en i 8 ~s 'Procedió a com pilar los docum entos que inform aron sobre los hechos d e arm as: José G abriel G arcía. Partesojlciales de las operacionesmilitares realizadas durante la Guerra Dominico^Haitiana. Santo D om ingo. 1888. _:José G abriel G arcía. C oincidencias históricas y ••N uevas coincidencias históricas Boletín delArchivo General de la Saeión. añ o x v n num 81 (abril-junio de 1954 ). P P I T 218 "G regorio Luperón. Sotas autobiográficas y apuntes históricos, 3 vols. Santo Domingo. 1974. El prim er tomo, de 1895. apareció en Poncc. La edición que se cita es idéntica a la hecha en 1939 en Santiago, en conm em oración del centenario del procer II recha/o de la obra de Luperón abarca a una am algam a de aurores. Vgr. Sócrates Nolasco. I uperón y su palabra favorita Viejasmemorias, pp I 4 l> <54 A lcides <.Lucia I Liberes va mas lejos con el epígrafe siguiente de uno d e sus ensayos Falsedades en algunos pasajes de los escritos históricos de I uperon \ Rodríguez O bjío en Duarte yotros temas. Sam o Dom ingo. I 97 S. p 44 <>. Boscli llega a sugerir que Luperón no es el verdadero autor de sus m em orias: Juan Boscli. Prologo en I edcrico García < rodil}. 1:1 derrumbe. Santo Dom ingo. 19 71. pp 1s y \s lll'lim i U il M U I l'l I IT I IILOI'OM lM t .ISO v-:-. 68 ív »

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