Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

o m uerte, a la búsqueda d e la alternativa civilizadora. El p esim ism o- fue puesto en entredicho, lo que co n fería sustancia a una elaboración historiográfica y d c pensam iento d e co rte progresivo M Estos dilem as se resolvieron en la práctica duran te la dictadura de Trujillo, cuan do la problem ática crítica d c la historiografía liberal analítica se volcó hacia la validación d e la razón d c Estado en la vertiente despótica del trujillism o M LA V I ÑA DE N A B O T I I P O C O A N T E S D E A S A L T A R T R U J I L L O E L P O D E R , apareció la prim era edición en ingles del am plio tratado d e B en jam ín Sum n er W elles.1"' figura de la diplom acia de W ashington, v inculado al país a raíz d e su m isión de o rgan izar la desocupación d c 1924. Estableció relaciones am istosas con lideres políticos d e la época, en prim er lugar con 1 loracio Vásquez, qu ien resulto favorecido por la m ediación do W elles en la contienda electoral. D esde entonces en tab ló una relación afectiva con el m edio dom inicano, al grado d e d ed icar añ o s a la elaboración de su ob ra solitaria. Su con dición d e jerarca d el State Department le facilitó el acceso a la correspon den cia diplom ática d e las potencias relativa a los asuntos d om in ican os • Su capacidad intelectual y el uso d e fuen tes no accesibles para los h istoriadores d o m in ican o s le co n firiero n un aura apodíctica d e veracidad a lo que iba d iscu rrien d o p o r sus páginas. Si G arcía fu e recon ocido con am or. W elles lo fue con te m o r m atizado, pues nada parecido, en cuan to a m ultitud d e citas textuales rodeadas de autoridad , había hecho antes ap arició n en el terren o d e los do cu m en to s im periales, apreciad os desde en tonces con veneración M Sin em bargo, aunque W elles recuperó abu n dan tes in form aciones, que no estu vieron al alcance d e G arcía y dem as h isto riad o res d om inicanos, el fo rm ato d c su elaboración no traspasaba lo s m oldes narrativos en boga d en tro de los m edios académ icos d e los países centrales, circu n scrito s a los ám bitos d e la p o lítica estatal con sus exten sio n es en las relaciones con o tro s Estados y la resolución m ilitar d e los con flictos. Em pero, el libro fue percib id o com o una versión alternativa a la que em anaba del discurso h isto rio gráfico oficial d el tem a, q u e será o b jeto d e exam en m ás abajo M W elles no hizo reform u lación ulterior algu na para atacar a T rujillo. p ero tam poco hizo concesiones. M as bien se sign ificó com o am igo d e los exilados an titru jillisras, en particu lar d e A n gel M orales, su ceso r de Vásquez. no obstante la postura del G o b iern o de Estados U nidos a favor d e Trujillo. Pero esas buenas relaciones precisam ente acon sejaron que l.a riña de Naboth no fuera o b jeto de ataques p o r parte d e los intelectuales del régim en , salvo el h ech o por Ju lio O rte g a I rier, " ‘ al que 110 se d io publicidad, y que se perm itiera la publicación en el país d e una trad ucción 1’* K La viña de Naboth asum ió una perspectiva d e nacion alism o d em ocrático dom in ican o. C o n tin u ó la senda d e cu estio n ar las tendencias a n exion istas de los círculos p olíticos con servadores y d e en altecer los esfu erzos p o r la autodeterm in ación y la dem ocracia d esplegados p o r los liberales d ecim on ón icos. Por ejem p lo, la cen sura a Pedro Santana creaba un problem a para el régim en, p ero dificultades de ese ten or no se ventilaron, en aras d c las buenas relaciones con W ashington y porque m uchas afirm aciones nacionalistas del antiguo procónsul coin cidían con las necesidades d e legitim ación del régim en. La distancia -o b jetiv a q u e se auto-asignaba el historiador y diplom ático culm in ó con la evaluación critica de la ocupación m ilitar d e 19 16 . aunque distó m ucho d e reconocer los m ayores efectos negativos d e esa acción im perialista M R esultaba inevitable que. detras d e la em patia p o r el pueblo dom inicano, el procónsul reprod ujera supuestos etnocentristas v. en defin itiva, persiguiera una legalización del sistem a d e dom in io d e Estados U nidos sobre la región M etapa t t u j i f f i s t a -:*• P O R P R I M E R A V E Z E N E L D E V E N I R D E L C O L E C T I V O dom inicano, bajo la prolongada dictadura d e Rafael 1 T rujillo el p o d er político se propuso instrum entalizar la cultura al servicio d e su reproducción. C o m o ha sido suficientem ente tratado, el Estado penetró todos los espacios d e la vida social com o parte d e 1111 ordenam iento autocratieo suigeneris. El ám bito privilegiado cié la oficialización de la cultura fue la historia dom inicana. Trujillo y sus auxiliares se m ostraron indiferentes respecto a las m anifestaciones literarias y artísticas, con tal d e que 110 contuvieran im plicaciones críticas de la realidad política. Incluso en tem áticas polém icas, el régim en perm itió que los historiadores pudieran en u nciar sus conclusiones personales, con tal de que no contraviniesen ios lincam ientos oficiales. E11 contrapartida, todo intelectual reconocido, salvo contadas excepciones, estaba '"B enjam ín Sum ner Welles. Saboth'sMneyarJ. l vols.. New York. i«>2«S. u'Memorando relaiivo a la iniervenciihiJe Sumner WelUsen la República Dominicana. Santo Domingo. 1975 Seda por sentado que el escrito es de lulioO rtcga I rier. hecho a proposito de la primera edición en español en 1959 - "yIWnjamin Sum ner Welles. l.a viila Je Xaboth. 2 lomos. Santiago. I ditorial l l Diario. 1959. 11 IST O R IA til N.I RA I D I I l'LM IW.O D O M IN IC A N O 8 4 -•> *

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