Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

procesos en clave analítica y social. O tros autores del exilio se basaron en el m aterialism o histórico, com o Piérides Franco, D ato Pagan \ Ram ón G rullón. pero produjeron textos políticos que se limitaban a hacer referencias a la dim ensión histórica."* D e todos, el único que tuvo un im pacto tras 1961 fue el de Cordero M ichel. reim preso muchas veces, a diferencia de los otros autores, cuyas obras siguen siendo desconocidas aun entre especialistas X D e todas maneras, estos antecedentes fueron im portantes, porque los prim eros exponentos d e la historiografía niarxista, sin excepción, pasaron por el exilio: Juan Isidro Jim encs G rullón. Juan Bosoh. Pedro Mir. Francisco A lberto I Icnríqucz. Eranklin Franco. I lugo Tolontino y Em ilio C o rd ero Michel. La form ación para em prender estudios históricos confórm e a la nuev a orientación solo había sido posible obtenerla lucra del país. D e ahí que se produjera cierto hiato cuando se incorporaron autores d e m enos edad y que no habían estado en el exilio X Varios de los exponentes de esta corriente con anterioridad no se habían alineado con el m arxism o o. m as propiam ente, con su variante ortodoxa. El nivel de dom inio del materialism o histórico era lim itado durante el exilio, incluso entre quienes fueron m iem bros del partido com unista, por lo que, en lo fundam ental, la conform ación de una corriente socialista niarxista en el terreno hisroriogrrifico fue posterior a la década d e 19 6 0 .1 lubo que transitar desde lo desconocido, y el resultado m ayor fue el sesgo ortodoxo de la recepción de la teoría en el país. En térm inos de m ilitancia. no tardo en tener amplia influencia la vertiente extrem a d e M ao Ise tung dentro del paradigma sov iético. I I partido com unista (P S P ) había abrazado, com o era de Orden, la dogmática estaliniana. pero fue abandonada antes del retorno al país de sus integrantes, lo que se tradujo en una laxitud que tuvo su contrapartida en el irracionalism o m aoísta. cuya actitud se correspondía con los perfiles prim itivos de la izquierda dom inicana. Las consecuencias historiográficas in situ del m aoísm o 110 podían traspasar la caricatura M En síntesis, en los m edios m ilitantes e intelectuales de la izquierda hubo escasa dilucidación del estatus de la teoría a la luz de su aplicación a la historia dom inicana v de las exigencias de la época. Si bien en los años setenta com enzó una reflexión de nuevo tipo y la m isma incluyo a los historiadores, se puede caracterizar la producción niarxista en prim er térm ino com o signada por una deficiente reflexión teorética, que arrojaba 1111 ám bito im productivo a la hora d e la aplicación M M enos todavía estaba planteada, en térm inos generales, la incorporación de adquisiciones de corrientes historiográficas m odernas, com o los Anuales. lardó incluso en establecerse una relación con autores m arxistas contem poráneos occidentales. A todas esas lim itaciones se agrega la dependencia de la información utilizada por los autores tradicionales en las recopilaciones docum entales y los tratados * Los historiadores marxistas. verdaderam ente, se iniciaron com o corriente, poco antes de 19 7 0 . en buena m edida desconectados de un escenario profesional. D urante tiempo, ni siquiera ineursionaron en los archivos, salvo excepciones puntuales. N o obstante los av ances ulteriores, esta corriente 110 lia podido superar 1111 síndrom e de falta vio trabajo docum ental • Este déficit se tradujo en el énfasis en la reconsideración global de la historia dom inicana y la escasa producción de estudios m onográficos, en los cuales se pudieran m ostrar aportes novedosos. D urante años, el centro de la labor discurrió con acento de crítica historiográfica y politico-cul tural retrospectiva, lo que le confirió sentido a la irrupción de la corriente. El program a im plícito pasaba por la contraposición con las claves constitutivas d e la corriente tradicional en bloque. Se le adjudicaba 1111 carácter de clase, asociada a los m edios superiores, lo que m inim izaba el alcance progresivo de los liberales. Se le achaco haber obviado al pueblo, el verdadero hacedor de la historia. Todavía más. en consonancia con estos rasgos, habría dejado fuera los terrenos profundos d e la historicidad, com o las relaciones económicas. El elitism o de las clases superiores se habría traducido en superficialidad del análisis y en un sesgo conservador irrem ediable M A tono con los determ inantes teóricos y los requerim ientos políticos de izquierda, los historiadores d e la nueva generación se propusieron hacer una historia del pueblo, basada en los hechos económ icos y sociales, que contribuyera a la tom a d e conciencia de la población acerca de su pasado, en pos d e tornarla en agente activo de cambio. Erente al elitism o pasivo previo, se postulaba una función m ilitante del conocim iento histórico. Es evidente que tal sentido solo se alcanzaba m ediante las aproxim aciones globales, que dieran cuenta de los rasgos de la estructura social, la lucha de clases, el dom inio político y la ideología dom inante -• N o obstante la dependencia d e las síntesis tradicionales y de sus fundam entos eruditos, los m arxistas no lograron conectarse en todos los sentidos, a no ser tardíam ente, con los aportes acumulados. El reconocim iento se lim itó en gran m edida a los que hicieron tratados globales, com o G arcía y Del M onte, y sintom áticam ente dejó d e lado a quienes se focalizaron en periodos o problem as determ inados. D e la condena en bloque se salvaron escasos autores, com o Pedro francisco Bono, quien fiie percibido com o una revelación gracias a Rodríguez Dem orizi X Pero, m ás allá de los planos relacionados con la ortodoxia doctrinaria, tal desligam iento de ciertos trazos nacionales conllevo la aparente indiferencia por descubrir caracteres originales de la historia dom inicana. El énfasis radicaba en la homologación con la historia m undial contem poránea. I lasta para un fenóm eno tan sui generiscom o el trnj¡Ilato hubo dificultades para situarlo dentro de tendencias locales de larga duración. En todo caso, se hicieron avances acerca d e las divisiones étnicas, vistas com o correlativas a las políticas, en análisis no siem pre fructíferos X Pese a sus lim itaciones, la introducción del m aterialism o histórico representó una innovación intelectual relevante. Im plicó una sintonía entre la interpretación de la historia nacional y los requerim ientos d e la generación em ergente. Mas allá de análisis estériles, so posibilitóla apertura de nuevas búsquedas en variados terrenos X Una parte d e la producción historiográfica niarxista desem bocó ei 1 la dilucidación de las relaciones "P ericlcs I raneo. La liugedúdominicana. Santiago de Chile. 194C Dato Pagan. Porquéluchaelpueblodominicano. Caracas. I 9 S'>. Ramón <.írullon. Porlademocraciadominicana. \ léxico. I 9 S* H I S T O R I A g I N I.R A I l>l 1. P U E B L O D O M I N I C A N O f \ i 96

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